lunes, 9 de julio de 2012

La presa


Publicada en 1953 y merecedora en 1958 del premio Akatanawa, la novela corta de Kenzaburo Oé narra la historia de un niño habitante de un pequeño poblado japonés, durante la Segunda Guerra Mundial, cuya vida se transforma en el momento en que un avión del ejército norteamericano se estrella en un bosque cercano. El piloto, un soldado negro inmenso, sobrevive y es apresado por los habitantes del pueblo y encadenado en el sótano del joven que cuenta la historia. El narrador se convierte en el custodio del negro y es admirado por los niños de la aldea por ser el único merecedor de interactuar con el cautivo.
            “La presa” es una novela corta de exquisita precisión, la delicadeza de la pluma de Oé es capaz de retratar con crudeza los eventos que suceden con una tranquilidad que se acerca a lo sagrado. El negro, ―el otro―, ocupa el lugar de lo sagrado. Su virilidad casi animal se convierte en objeto de culto en la aldea, así como el fuerte hedor que despide su piel es una cualidad casi divina, un atributo que lo diferencia de los demás habitantes. Oé es pertinente en su estilo al retratar los eventos que se despiertan en la aldea con la llegada del negro. La crudeza y la mitificación de lo deforme, de lo que se sale de la normativa,  juegan un papel central en la obra.
            La novela de Oé es un excelente recorrido sensorial, un eficaz juego entre lo sagrado y lo animal, una virtud en la apreciación del escritor. La novela recrea vívidamente el poblado en el que creció el autor a la vez que da cuenta de los oscuros sucesos que se desencadenaron en Japón una vez estalló la Segunda Guerra Mundial. El negro de “La presa” es un ser anormal en el escenario en que se encuentra y, por tanto, se le eleva a la calidad de dios. Una excelente novela de corta extensión para leer con avidez.

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