“La
literatura parece ocuparse sólo de fantasías,
pero
quizás diga la verdad”
Antonio Tabucchi,
quien murió hace unos pocos meses, escribió esta novela en 1994. En ella un
editor cultural de un diario vespertino se encuentra con un peculiar personaje
que revoluciona su aburrida vida, Monteiro Rossi. Pereira es un viejo obeso
cuya esposa murió hace poco, dejando tras de sí un retrato con el que el
periodista dialoga por las noches, expresándole sus problema y turbaciones.
Rápidamente la llegada de Rossi desestabiliza el modo de vida de Pereira,
tornando una narración lenta e introspectiva en una prosa acelerada donde los
eventos se suceden en tropel y el periodista se ve en la necesidad, por primera
vez tras la muerte de su esposa, de enfrentar sus miedos y pararse en firme.
“Sostiene Pereira” está ambientada en
el Portugal de Salazar de 1938. Tabucchi posee un talento para recrear una
época en la que Europa se encontraba sitiada por el terror del fascismo, por la
persecución del pueblo judío y la paranoia social. Pereira significa, en portugués,
peral y, como recuerda Tabucchi en el prólogo a la décima edición italiana, los
nombres portugueses de los árboles frutales provienen del hebreo. Este guiño es
un homenaje al pueblo exterminado años después de que la novela sucediera. No
obstante, leer la novela en clave social o política es un desatino, pues
Tabucchi presenta hondas reflexiones sobre el carácter humano que no pueden
pasar desapercibidas.
La novela de Tabucchi es una bella
reflexión sobre la espiritualidad humana, una espiritualidad que trasciende las
religiones o la psicología. Una espiritualidad que nace del nudo en el
estomago, hecha carne. Si es la primera vez que se entera de Tabucchi. “Sostiene
Pereira” es un buen punto de partida. Ágil, coherente, bella. Una excelente
novela que nos dejó un excelente escritor, a quien en el año de su muerte
recordamos con cariño.