“Nunca se le había
ocurrido que los
recuerdos son sólo
fantasmas y apariciones.”
La última novela
de Yasuri Kawabata, premio Nobel de Literatura en 1968, gira en torno al
problema del amor, los celos y el recuerdo. La historia se centra en la
relación de Oki Toshio, un escritor entrando en la vejez, y Ueno Otoko, una
pintora con la que mantuvo una aventura extramatrimonial y con la que perdió un
bebé en un hospital de tercera categoría. Años después Oki se acordará de su
antigua amante y la buscará en la ciudad en la que ahora reside, desconociendo
la amenazante presencia de su aprendiz y amante Keiko quien decide vengarse del
escritor por el daño que le hizo a su maestra.
Uno de los aspectos más interesantes
de la novela radica en la relación que existe entre la creación artística o
literaria siempre mediada por la propia subjetividad del que la produce. En
efecto, todos los procesos de creación están siempre ligados por la propia
subjetividad del artista o el escritor, por los intersticios de su obra, que la
novela nos hace evidentes, podemos discernir la soledad, la tristeza y
melancolía de sus creadores. En esa medida la novela más emblemática de Oki
parte de su relación con Oko y, a su vez, la preocupación de la artista está
enmarcada en hacer un homenaje a la criatura que salió de sus entrañas y murió,
a la que nunca pudo abrazar.
La novela de Kawabata es un rico
paisaje que da cuenta de la soledad y la tristeza humana en busca de encontrar
o reencontrar el amor. Un vívido recorrido por la psicología de los dolores
humanos lleno de bellas disquisiciones sobre la belleza y la futilidad de ésta
hacen de Lo bello y lo triste una
rica obra escrita, donde rebosan reflexiones importantes sobre el género
humano.
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