martes, 19 de febrero de 2013

Neuromancer


“The sky above the port was the color of television,
 tuned to a dead channel.”


Publicada en 1984, la ópera prima de William Gibson constituye por sí misma y por una serie de curiosidades suscitadas en rededor a su producción en una novela que inaugura muchos aspectos. En primera instancia, Neuromancer se convirtió tras su aparición en el más claro exponente de la literatura cyberpunk, esto es un subgénero que se deriva de la ciencia ficción. En ella Case, un vaquero informativo con un fuerte cuadro de toxicomanía, es contratado por un extraño cliente para que lleve a cabo la más complicada estafa informática que hasta entonces se ha visto. La novela fue la primera en ser galardonada con “la triple corona” de la ciencia ficción (los premios Nebula, Philip K. Dick y Hugo) y desde entonces ha sabido abrirse un lugar en la crítica contemporánea y en el corazón de sus lectores no académicos.
            Uno de los aspectos más inquietantes de la novela es la aparición del ciberespacio, término acuñado por primera vez por Gibson antes de la aparición del internet. Es a través de esta conexión que las limitaciones de los cuerpos se desdibuja, volviendo la consciencia sobre un gran recipiente informático donde ésta puede moverse con plena libertad, estar conectada con las miles de personas que componen la red y, a través de la consola, estar en todos los lugares sin estar en ninguno.
            La novela de Gibson es agradable de leer. Si bien a veces la trama es confusa por las acciones que se suceden con extrema rapidez y los términos solamente existentes en el universo del libro, Neuromancer resulta en una inquietante pieza de lectura. Gibson luego convertiría en la primera parte de una trilogía, no obstante la novela funciona por sí misma, aunque deja deseando debido a su interesante trama conocer más historias similares y acercarse al intrincado mundo de pixeles de Gibson.

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