lunes, 22 de julio de 2013

Memoria por correspondencia


Memoria por correspondencia
“Me trataba de sucia, cochina… India salvaje.
La palabra india era considerada de insulto.”
Emma
En 2012 Laguna Libros publicó las cartas que la pintora colombiana, exiliada en Paris, Emma Reyes le escribiera a su amigo Germán Arciniegas. Fue la voluntad de la artista que éstas no vieran la luz sino hasta que ella hubiera fallecido. La correspondencia cuenta la historia de la primera infancia de Emma Reyes, signada por la pobreza, el hambre, el rechazo y fealdad. La prosa poderosamente evocadora del testimonio, la pericia con la que son concatenados los eventos que le sucedieron a la artista y la memoria prodigiosa para traer al presente reflexiones infantiles le merecieron a esta novela epistolar el reconocimiento del libro del año en Colombia.
            Probablemente uno de los más importantes rasgos de Memoria por correspondencia es la completa falta de pedantería y patetismo. En efecto, en el libro la artista se esgrime como la niña que fue y no hay una prefiguración heroica en la manera en que se enuncia. Así, con perfecta naturalidad, Emma Reyes describe terribles episodios como el intento de violación de un enfermo mental en Fusagasugá, o las burlas y rechazos que recibió en el convento donde fue a parar y del que termina escapando.  
            La historia de Emma Reyes no sólo se inscribe en una de las más bellas reflexiones en torno a la niñez que se han producido por plumas colombianas, sino que es también un exquisito testimonio de los primeros años del siglo XX en Colombia. Sin diatribas ni arrepentimientos, la prosa de la artista colombiana es precisa y pulcra. La facilidad del lenguaje convierte a Memorias por correspondencia en un libro de fácil lectura, accesible a todas las sensibilidades estéticas y ampliamente aprovechable desde cualquier formación. Un exquisito testimonio de las letras colombianas del siglo XX que, afortunadamente, ha sido rescatado. 

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